Discapacidad auditiva en las aulas: recomendaciones y consejos

Oliver Romero
Oliver Romero

Las discapacidad auditiva o hipoacusia se traduce como falta, disminución o pérdida de la capacidad auditiva en algún lugar del aparato auditivo. Dado que no se muestran rasgos físicos que lo demuestren, se trata de un trastorno que pasa desapercibido.

Por ello, las personas que sufren de discapacidad auditiva han de enfrentarse a situaciones muy complejas, dado que les es difícil detectar fuentes sonoras, seguir una conversación o, como en este caso, una lección de sus profesores.

En los niños, esta discapacidad auditiva provoca serios efectos, puesto que es una condición que afecta, no solo a la escucha, también al habla, la conducta, su desarrollo social y emocional, su pensamiento y su desempeño escolar.

Como profesores, la atención y apoyo al alumnado con discapacidad auditiva en el aula es vital para el correcto desarrollo de los niños. En este sentido, la palabra inclusión cobra plena importancia y significado, convirtiéndose en el camino a seguir para que los niños con sordera se beneficien de las mismas oportunidades educativas que sus compañeros.

Ante la pérdida de audición de lo los niños, los audífonos para sordera se presentan como una de las soluciones más beneficiosas y efectivas.  El constante avance de estos dispositivos ha permitido su adaptabilidad a las rutinas de los más pequeños, así como al tipo y grado de pérdida de audición.

Junto a este primer paso en una mejora de la audición de los pequeños que sufran de sordera, habremos de tener en cuenta, también, una serie de recomendaciones sobre cómo abordar y gestionar de la manera más adecuada la discapacidad auditiva en el aula.

Necesidades de los niños con discapacidad auditiva

El acceso limitado a la comunicación verbal de los niños con sordera, conduce a emplear otros métodos de aprendizaje que resulten efectivos. Los niños con sordera habrán de adquirir unas competencias lingüísticas basadas en sistemas de comunicación como: lengua de signos, lenguaje bimodal o palabras acomodadas.

Así, la adquisición de un código de comunicación a una edad temprana, así como la inclusión de personal especializado en Educación Especial, facilitarán el desarrollo intelectual y socioemocional de los pequeños. Además, apoyar este conocimiento en recursos visuales facilitará enormemente la comprensión de la información por parte del niño.

Ubicación en la clase

La ubicación más adecuada en el aula para un niño con sordera es aquella que le garantice una posición frontal a la fuente de sonido y alejado de cualquier factor de ruido, como ventanas, pasillos, patio del recreo e, incluso, radiadores.

Así, lo ubicaremos en primera o segunda fila, hacia el centro del aula. Es importante tener en cuenta, también, las preferencias del alumno y facilitarle, en la medida de lo posible, sus requerimientos. Una posición cercana a la profesora facilitará la comprensión no verbal.

Aspectos de la comunicación

A la hora de comunicarnos, habremos de apostar siempre por un lenguaje natural. Desterremos el empleo de los infinitivos innecesarios o cortar las frases. Además, apostaremos por variar las palabras que decimos, a fin de que el niño no se aburra a lo largo de la conversación y acabe mostrando desinterés.

Habremos de dejarle un espacio para que el niño se comunique. En lugar de enlazar oraciones, apostaremos por ver su reacción y animarle a intervenir. En este sentido, también es muy beneficioso lanzarle preguntas que le obliguen a responder más allá de un “sí” o un “no”. Cuanta más información nos ofrezca, más beneficioso será para el niño.

Nos apoyaremos en la pizarra o soporte del que dispongamos para potenciar información relevante. Ejercicios, exámenes, salidas extraescolares, habrán de ser escritas en la pizarra a fin de asegurarnos que el alumno ha recibido la información correctamente.

Por otro lado, resultaría especialmente beneficioso para el alumno disponer de un planning con los contenidos que se abordarán en clase. Poseer esta valiosa información, le brinda la oportunidad de repasar los conceptos en casa y llegar a clase con la lección aprendida, facilitando su comprensión y entendimiento.

Por último, evitaremos a toda costa, después de explicar algún concepto, preguntarle si ha entendido lo que se acaba de decir. ¿La razón? El alumno, en la amplia mayoría de los casos, responderá que sí, independientemente de que sea verdad o no. Hemos de ser conscientes de que el aprendizaje de un niño con dificultad auditiva es más lento que el del resto de sus compañeros. A fin de no sentirse observado o juzgado, le dirá a su profesor que ha comprendido lo que se ha dicho.

Para cerciorarnos de que así es, optaremos por realizarle preguntas de comprensión.

Medios técnicos favorables

Ciertas ayudas técnicas, como el Sistema de Frecuencia Modulada, nos ayudarán a facilitarle al alumno el acceso a la información, pues potencia la calidad y favorece la comprensión del sonido.

El Sistema de Frecuencia Modulada está integrado por un micrófono-transmisor de FM que transmite el sonido al receptor de FM a través de una señal de radio. El receptor de FM desmodula la señal y la envía a través del cable de conexión al procesador de lenguaje, y a continuación a la prótesis auditiva que tenga el niño.

Gracias a este sistema conseguimos que la calidad del sonido no se vea alterada, aunque haya una mayor distancia entre la profesora y el alumno. Además, facilita la detección del sonido y minimiza los ruidos de fondo, percibiendo un sonido nítido.

Integración en el aula

La integración en el aula es uno de los objetivos principales. Habremos de ayudarle a que encuentre su forma de expresarse, de integrarse con otros niños y lograr una comunicación espontánea con cualquiera de sus compañeros.

La frustración es una de las sensaciones que experimentan, en mayor grado, los niños con hipoacusia. Sus compañeros no entienden su lenguaje, lo que se traduce en un sentimiento de incomprensión doloroso. Por ello, promover, desde la escuela un curso de lengua de señas sería algo de lo más beneficioso, enriquecedor e integrador.

Además, debemos intentar que el niño participe en todas las actividades que tengan lugar dentro y fuera del aula, como cumpleaños, funciones de teatro, actividades deportivas… En este sentido, pueden diseñarse estrategias y planes que involucren a todos los niños de la clase.

Los niños con discapacidad auditiva pueden disfrutar de una integración y desarrollo pleno en las aulas gracias, por un lado, a los audífonos para la sordera y, por otro, a las labores de inclusión diseñadas desde el colegio. La buena atención y comprensión de las necesidades de estos niños por parte del equipo docente es crucial para su aprendizaje y bienestar emocional.

Hoy en día, existen variados modelos de educación inclusiva que permiten y facilitan la integración de personas con discapacidad auditiva, brindándoles las mismas oportunidades educativas que al resto de sus compañeros.